La conocí a principios de los noventa mientras pasaba a toda mecha por el Arenal porque llegaba tarde a mis clases de Budismo Zen. En aquel tiempo me definí por el maestro Taisen Desimaru convencido de que el vacío sorprende en cualquier estadío de la consciencia cognitiva y demás características que ahora no vienen a cuento. Se me acercó perdida y desorientada porque tenía que dar un concierto en el Antzoki y se había despistado del resto del grupo cuando iba a comprar unas latas de cerveza. Ella se había empeñado en probar alguna de las marcas locales y el grupo se conformaba con las Heieken beer de toda la vida. Al principio no me hizo gracia ya que como he dicho antes yo tenía mucha prisa pero decidí acompañarla hasta el Antzoki porque ella entendía nada de nada del idioma local. Llegamos allí y me quedé en el concierto recordando la máxima budista zen: Apoyate en la barra, respira hondo tres veces, deja la mente en blanco sácate una birra y disfruta de un buen concierto. ¡Gracias maestro...!
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