Recuerdo que a finales de los ochenta, fecha inolvidable donde todo ocurrió, mi amiga Carmen nos invitó a la casa de unos industriales de Neguri, Algorta. Aprovechábamos que no estaban para reunir allí a toda la cuadrilla. Éramos unos diez o doce adolescentes que tomaban asiento en un gran salón de una familia de la aristocracia liberal vasca, aquellos que hubieron de tomar partido en los sitios de Bilbao y que resistiendo al invasor carlista ganaron la gloria social y política que todavía conservan tan alegremente. Carmen cuidaba de sus vástagos cuando la pareja de Neguri atendía sus negocios y nosotros nos reuníamos en su casa entrando a hurtadillas para no levantar sospechas entre los vecinos. Vamos, que cuando ellos se iban llegábamos nosotros. No es que fuéramos especialmente atrevidos pero aquellas incursiones en la aristocracia bilbaína me divertían mucho. Creo que nunca rompimos nada aunque no estoy seguro. El interior de aquella casa no era como el interior de nuestras casas; en aquel salón las fotografías de los familiares que colgaban de la pared desprendían un olor a rancio abolengo bien mantenido. Pilotos de barco, industriales, mapamundis de no se que fecha, muebles de época...
Lo que quería contar es que por fin sale a la luz el libro titulado "Bilbao Interiores" en el que los fotógrafos Joseba Bengoetxea y Txetxu Berruezo se explayan retratando estos espacios a los que nunca tendremos acceso dada nuestra condición social, pero que merece la pena conocer. Yo agradezco a mi amiga Carmen haberme dado la oportunidad de disfrutar del salón de aquellos industriales de Neguri, aunque fuera a hurtadillas. Olé por Carmen.
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