miércoles, 19 de agosto de 2009

Diapositivas. El Copto I.

Era un aciago día de verano cuando decidimos coger un vuelo a Alicante para pasar unos cuantos días en compañía de Pedro, un anticuario egipcio rebautizado por un amigo común. A Pedro lo habíamos conocido unos años antes en La Vila Joiosa, una entrañable villa costera del sur de Alicante. El encuentro fue casual. Estábamos aburridos soportando el calor del verano bajo una sombrilla de colores brillantes. Acabábamos de terminar de jugar al "Triángulo de la muerte" un inocente juego de playa en el que intervienen tres personas y un balón. El juego era tan estúpido como suena, pero nos servía para enterrar el aburrimiento que provocaba la canícula. De repente una familia de tres miembros pasó por delante de nosotros. No llamaban la atención por nada, excepto por un tatuaje en el brazo del hombre. Se trataba de una pequeña cruz de color oscuro.

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