sábado, 12 de noviembre de 2016

Imprimación

El taller estaba en medio de la rotonda con más densidad de tráfico de toda la ciudad. Las pieles eran verdes debido a las fluorescentes desgastadas que colgaban desatornilladas de la pared. El mancebo me mira desafiante entre los cristales rotos de un lada niva. La hostilidad de su mirada me hace presionar el freno; he entendido la orden y se le suaviza el ceño. Hace un gesto mínimo con la cabeza mientras se seca las manos con un trapo renegrido lleno de grasa y decido bajar la ventanilla. Se dirige hacia mí y me pregunta que qué quiero. Le digo amablemente que vengo a dar una imprimación que me ha regalado el seguro; parece que no le hace mucha gracia a tenor por su gesto y por su reacción. Me mira como si no me entendiera así que ante la incomprensión me incorporo del asiento para sacar el papelito- fotocopia que amablemente me ha dispensado el seguro.

 Antes casi de sacarlo, me espeta que eso que digo no es una imprimación, que una imprimación es "pintar el óxido", así que pongo cara de asombro, no demasiado por que ya mi orgullo está herido por el mancebo.

Rápidamente echo la mano al bolsillo mientras el mancebo rocía con un espray el parabrisas y saco el teléfono móvil. Busco imprimación en la RAE y el resultado no me convence del todo así que busco en la fotocopia la palabreja y no la encuentro, me siento humillado cuando oigo su rota voz diciendo que ya está.

 Me acerco y le entrego el papel pero antes me pregunta que si ahí aparece algún código, me acerco al papel que ya está en sus manos y juntos buscamos el manido código y tachán; casi al final pone y leo en alto "código de imprimación".

Ya me he quedado más tranquilo. Salgo marcha atrás del oscuro garage hacia la densa rotonda y ni si quiera me echa una mano para no empotrarme contra una hormigonera, un amable conductor se detiene en medio de la glorieta facilitándome la incorporación.

Mientras regreso a casa pienso que el mancebo podría tener ardor de estómago del barato menú del día del bar de enfrente de la plaza. 12 euros, oiga.

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